En 1895, hace poco mas de un siglo, Sigmund Freud publica su estudio sobre la Histeria. A partir de esa fecha y hasta hoy en día el árbol del psicoanálisis ha producido múltiples ramas:

  • Psicoanálisis de C.G. Jung
  • Análisis transaccional de Berne
  • Bioenergética de Reich
  • Gestalt de Perls
  • Hipnoterapia de Milton Erickson
  • Programación Neurolinguística de Grinder
  • Proceso Fisher-Hofman C
  • Constelaciones sistémicas de Hellinger
  • Éstas son algunas de las ramas que han nacido de ese tronco del psicoanálisis.

Todos estos modelos de psicoterapia tienen en común la importancia que tiene la infancia y la familia en la estructuración de nuestro mundo emocional y de nuestra personalidad y de que lo que ocurrió en nuestra niñez quedó enterrado en el olvido, pero no por ello ha dejado de actuar durante nuestra vida, marcando las relaciones afectivas con los demás y con nosotros mismos, transfiriendo o reproduciendo, sin darnos cuenta, los modelos afectivos en los que nos criamos. Esto hace que no reaccionemos directamente ante la realidad, sino ante nuestras representaciones afectivas inconscientes de la realidad, quizás no resueltas muchas décadas después de que la infancia haya pasado.

¿Podemos flexibilizar estos esquemas inconscientes, contemplarlos desde perspectivas más positivas o encontrar un sentido ante ese puzle de nuestra historia? ¿Hay un esquema ideal? La ciencia de la psicoterapia nos ofrece estas respuestas de una forma experiencial, práctica, y eficaz en nuestro actuar en el mundo.

Aprendemos lo que significan las cosas dependiendo de la cultura en la que nacemos y de la educación emocional que recibimos.

En algunos Estados de la India se llora el nacimiento de un niño y se celebra la muerte de una persona. En nuestra cultura es justo lo contrario.

Un aguacero significa algo bueno para un agricultor que está a punto de perder su cosecha debido a una larga sequía, pero significará algo malo para el si es el día de su boda y piensa celebrar el banquete en el jardín al aire libre. Lo objetivo que es el aguacero es interpretado subjetivamente a través de nuestros deseos y necesidades.

Esos deseos y necesidades son, en una gran parte, inconscientes para nosotros. Estamos hipnotizados, es decir repetimos compulsivamente esquemas de conducta sin darnos cuenta de las causas profundas que los motivan.

Las técnicas de psicoterapia tratan de «desihipnotizarnos» de ese sueño en el que transcurre gran parte de nuestra vida.

Lo hacen siguiendo dos parámetros: uno cambiando la perspectiva del contenido de las historias que vivimos. El segundo modificando la forma en que ese contenido se estructura en nuestro mundo apsíquico. Dicho de otra manera: ¿hacia donde dirigimos nuestra atención? ¿hacia donde dirigimos ese haz de luz de la Conciencia? ¿podemos dirigirla libremente hacia donde deseemos o estamos forzados a dirigirla en determinadas direcciones por fuerzas profundas que desconocemos?.

Algunas personas, de una forma automática, enfocan mas su atención hacia lo que perciben en el mundo exterior. Otras, al contrario, lo dirigen mas a su mundo interno.

Podemos prestar mas atención a las imágenes que vemos o, quizás, a los sonidos que escuchamos, o a las sensaciones que sentimos.

Quizás tendemos a aumentar y exagerar estas percepciones o, por el contrario, a disminuirlas y hacerlas mas pequeñas.

También podemos organizar en la memoria todas estas percepciones de una manera lógica y lineal o dispersas sin ningún orden aparente.

Si somos los hermanos mayores de una familia tenderemos a cuidar de los demás. Si somos los hijos que están en medio la inclinación es a ser sociales y amistosos. Los pequeños tenderán a ser complacientes y mimados.

Algunos se colocan en una posición de dar y otros en la de recibir.

También podemos colocarnos por encima de los demás, o por debajo.

¿Cual de estas estrategias utiliza una persona para mantener sus problemas?

Detectando y modificando los parámetros principales con los que una persona construye su percepción del mundo, se pueden modificar estos parámetros que controlan y dirigen su atención. Con estas modificaciones los aguaceros de nuestras cosechas y de nuestras bodas pueden ser vividos y sentidos de maneras muy diferentes.

«Dos hombres encerrados en la misma prisión, uno pasó su encierro mirando a través de los barrotes de la ventana al barro del camino; en cambio el otro miró a las estrellas a través de los mismos barrotes».

Cambiando la perspectiva, cambiamos nuestra interpretación subjetiva del mundo.

Percibir objetivamente la realidad, mas allá de la atadura a cualquier interpretación, es una liberación.