«La palabra Yoga significa Yugo. Poner el yugo de nuestro mundo interior sobre lo que consideramos el mundo exterior es su finalidad.
El mundo que percibimos fuera de nuestro cuerpo es un espejo que refleja lo que pensamos. Proyectamos lo que llamamos realidad pero lo hacemos de una forma inconsciente y, en la medida, en que no seamos conscientes de esa gran caja de memorias que forman nuestra filmoteca, percibiremos como ajena nuestra percepción del mundo exterior. Esto lo hacemos dejando de percibir trozos de la realidad, resaltando otros o distorsionándolos, e imaginando muchos más.
A esa separación entre yo y el mundo el Yoga lo llama Karma y cuando empiezo a encontrar mi mundo interior reflejado y formando parte del mundo externo inicio mi andadura por el camino al que el hinduismo llama Dharma.
Encontrando lo interno dentro de lo externo, el camino del Dharma que nos conduce hacia nuestro propio conocimiento nacerá del Karma de cada uno de nuestros actos. Asi Karma y Dharma se harán lo mismo.
Para ello el Raja yoga nos propone cultivar tres actitudes de acuerdo a la tendencia de nuestro temperamento:
La primera es el Karma Yoga o yoga de la acción en la que, dado que tenemos que actuar en el mundo, podemos poner nuestra atención en lo que hacemos sin esperar de ello ningún resultado o, al menos, sin apego a un resultado concreto. El resultado puede venir o no pero cultivaremos la flexibilidad suficiente para no exigirle a la vida que cumpla nuestros deseos en el tiempo y de la manera que queremos. Para el yoga el no cumplimiento de un deseo, y muchos más su cumplimiento, es la raíz del sufrimiento.
La segunda es el Bhakti Yoga. Nos propone poner toda nuestra atención y amor en lo que hagamos. Con frecuencia hacemos algo mientras nuestra atención mental se dirige hacia otros pensamientos, esto hace que hagamos las cosas de una forma mecánica. En esa repetición mecánica no hay creatividad y, el aburrimiento, suele ser la consecuencia. La creatividad nos pone en contacto con la frescura, la novedad y la alegría de la vida.
El Gñana Yoga se dirige hacia las personas que ponen más atención en lo que piensan, ayudándonos, con sus prácticas, a discriminar lo que nos conviene de lo que no en orden a integrar lo que pensamos con lo que sentimos y lo que hacemos.
¿Cuantas veces pensamos una cosa, sentimos algo diferente y hacemos otra cosa?
La integración trae felicidad a nuestras vidas y la desintegración trae infelicidad.
La practica del yoga requiere determinación y perseverancia en hacer de nuestra mente un mágnifico servidor y de darnos cuenta de que es un pésimo amo, dado que habitualmente está interesada en pensamientos sobre el pasado y el futuro, algunos de estos pensamientos necesarios pero la gran mayoría son meras ilusiones que distraen nuestra atención del único momento que realmente existe: el presente.
No encuentro mejor frase para resumir la realización del yoga que la de un gran maestro actual de esta disciplina: