El próximo siglo será espiritual o no será.
A. Malraux lider comunista francés.
El orden, entendido como manera de relacionarse equilibradamente con el mundo, está perturbado. No solo en España sino en todas partes. Y no solo fuera de nosotros sino, fundamentalmente, en nuestro interior.
Cuando una estructura ordenada evoluciona hacia un nuevo orden evolutivo, pasa por un periodo caótico en el que impera el desorden. Normas morales, sistemas económicos, educativos y políticos se rompen en un caos que lo invade todo, sin que podamos vislumbrar lo que un nuevo orden nos deparará, y no me refiero a un nuevo orden económico y político mundial sino hacia donde evolucionará la vida en la que vivimos y en la que somos.
La revolución evolutiva comienza cuando en lugar de dirigir nuestro interés y atención hacia un mundo que consideramos exterior a nosotros la enfocamos hacia nuestro interior, hacia nuestros pensamientos y emociones y hacia la Conciencia en la que estos transcurren. Es este mundo interior el que, sin darnos cuenta, se proyecta fuera, dejando de percibir aquello en lo que no creemos y resaltando lo que creemos.
Nuestra proyección es la base de nuestra percepción. Apenas utilizamos conscientemente un ocho por ciento de los procesos mentales, el noventa y dos por ciento restante opera inconscientemente. Lo que llamamos mundo exterior es un espejo de esa proyección, seamos o no conscientes de ella.
Recuerdo una publicación de un periódico nacional de hace treinta años en la que, en primera plana se daba la noticia de que cientos de personas se estaban muriendo de hambre en Somalia, y en la tercera pagina una pequeña noticia en la que se informaba que Europa había tirado al mar toneladas de tomates para mantener los precios. Para mi fue la campanada que anunció el caos.
Coches, aviones, casas, viajes, televisores de todos los tamaños y colores, consumo y más consumo y un montón de ignorancia en su manifestación más estúpida que es tener la atención dirigida y controlada por un móvil durante una gran cantidad de vida. Un mundo inimaginable hace un siglo que, utilizado desde la sabiduría del corazón y bien repartido haría que dispusiésemos mas de lo suficiente para dedicarnos a otras cosas. De hecho las personas mas felices son las que menos consumen.
El consumismo es la anestesia de la infelicidad. Imagínense como estamos
¿Y qué es esa Otra Cosa en la que reina la felicidad y se divorcia de la materialidad del consumismo? Esa Otra Cosa es ilimitada, dentro y fuera de nosotros, y hay para todos en cantidades inagotables. En ella es posible lo inimaginable, y lo mas inimaginable es que podemos tener Paz y alegría independientes de lo que perciben nuestros sentidos.
Vamos a entrar en Navidad que se ha convertido en una desenfrenada fiesta de consumo en lugar de una celebración de Paz y Alegría. Nos hemos perdido y es hora de una Revolución evolutiva que nos devuelva a nosotros mismos.
Feliz Navidad