Lo que en un tiempo lejano era cierto para nuestra cultura, pasados los años dejó de serlo para dar paso a nuevas verdades que, en muchos casos, costaron la vida o la cárcel para sus descubridores. En 1553 en la ciudad de Ginebra, el español Miguel Servet fue quemado en la Hoguera, entre otras cosas, porque descubrió verdades, hoy incuestionables, sobre la circulación de la sangre. En el año 1632 Galileo fue torturado y arrestado en su casa por descubrir que era la tierra la que giraba alrededor del sol.
Entre mis aficiones está la Astronomía y desde hace años he disfrutado explorando el universo a través de diferentes telescopios. Mi afición me llevó a tener conversaciones con un amigo que dirige una estación espacial española. Recuerdo una de ellas en que me dijo que, con la tecnología óptica de la que disponemos hoy en día, apenas conocemos un diez por ciento del universo. Lo mismo pasa con el cerebro humano –respondí– solo conocemos un diez por ciento de lo que ocurre en él.
¿De dónde viene un pensamiento? ¿cómo se forma? ¿qué es lo que hace que un pensamiento se vuelva consciente? ¿produce el cerebro los pensamientos?
Así como sabemos que un aparato de radio o televisión no es el que genera la música o los programas que escuchamos o vemos, sino que es simplemente un instrumento que capta las ondas de radio o televisión que nuestros sentidos no pueden captar directamente y que, además, dependiendo de la calidad de la radio podemos captar solo las emisoras locales o las de todo el mundo. ¿Cuántas emisoras? no tengo esa información pero estoy seguro de que son millones, y en todos los idiomas.
¿No será el cerebro un instrumento que capta lo ya pensado durante milenios por un incontable número de personas? ¿hay pensamientos nuevos? ¿o solo una mezcla particular –en el mejor de los casos– de lo ya pensado?
¿Cuál fue el primer pensamiento?
Si con un martillo destrozamos el aparato de radio ¿le ocurre algo a las ondas que éste capta? No les ocurre absolutamente nada. Siguen en una dimensión que nuestro instrumental físico no puede percibir.
Sabemos que la gran mayoría de la gente piensa más de un noventa por ciento de pensamientos que ya pensó innumerables veces. Es decir, sintonizan constantemente la misma emisora. Otros, los más geniales, cambian de emisora con gran facilidad, son creativos y sabemos que una mayor creatividad corresponde a un mayor grado de salud mental. Entiendo la creatividad en dirigir la atención hacia donde todos la dirigen y ver lo que casi nadie ve. Pero nuestra estructura egoica personal repite las mismas formas de ver, de pensar, de escuchar y de dialogar consigo mismo en un intento de hacer eterno lo que no puede serlo. La vida es un cambio de nuevas expresiones en una creación imparable.
¿Y cuándo se destruye el cerebro? ¿qué ocurre? ¿seremos los programas de la misma emisora que escuchamos en vida?
¿Hay algo que unifique a todas las ondas, y que sea su fuente?
¿Qué es aquello que una vez conocido todo lo demás lo es? Interesante pregunta que plantean los textos sagrados de la India y la actual física cuántica.
Creo que es algo que vale la pena investigar y realizar.