Curso de meditación en abril 2022

Curso de meditación presencial con el que puedes alcanzar la paz que transciende el entendimiento de la mente.

Ese móvil, ordenador o tablet que ahora estás mirando y tocando, eso es Maya, es decir, lo que consideras la realidad, lo que ves, tocas, escuchas, hueles o saboreas. El espacio que hay entre todo ello, que ni ves, ni tocas, pero si puedes percibir eso es la Realidad Verdadera.

Vivimos engañados por los «encantos de Maya» porque aquello que creemos que es real es irreal y lo que consideramos irreal es la Realidad Verdadera.

En el Real Monasterio Cisterciense de la Ribeira Sacra del río Sil celebramos un curso de meditación en Semana Santa para diferenciar la experiencia de lo Real de lo que es irreal que nos lleva a la confusión de Matrix o del mundo irreal como si fuera la Realidad Verdadera.

Lugar

Fechas y horario

  • Inicio: 16.45 del 13 de abril de 2022.
  • Clausura: 13.00 horas del día 17 de abril de 2022.

Programa del curso de meditación

  • Diariamente habrá dos meditaciones en grupo, por la mañana y al atardecer.
  • Iniciaciones de meditación Raja Yoga.
  • Tratak. Práctica de meditación para favorecer la concentración relajada.
  • Prácticas de meditación con Mandalas.
  • Diariamente, a la mañana y a la tarde habrá Satsang (Reunión de personas que buscan la Verdad).
  • Abierto a utilización de «Constelaciones Familiares» y practicas de Remodelación mental.

Inscripciones

Ponte en contacto con nosotros a través de aprenderaserlibres@gmail.com

Plazas

  • Completo

Disponemos de dos grandes salas de meditación y nuevas áreas de hospedaje, dado que el Monasterio ha sido recientemente remodelado.

Maya y la realidad

La realidad

La realidad es que no soy yo como individuo el que tiene Conciencia, sino que es la Conciencia la que se manifiesta en innumerables formas, incluida la mía. Es como las múltiples olas del océano que parecen tener formas diferentes pero la realidad es que todas son distintas manifestaciones del mismo Océano y están compuestas por la misma agua.

Si nos identificamos y creemos que somos las formas de nuestros cuerpos y de nuestras mentes, entonces nos sentimos separados y diferentes de las otras formas que nos rodean, ya sean estas personas, animales u objetos. Entonces, en nuestras profundidades queremos volver a ser uno con Todo y ese deseo se distorsiona y multiplica  en muchos pequeños deseos, interminables y variados, que nos sacan de nuestro mundo interior y nos mueven a buscarlos en un supuesto mundo exterior en el que creemos y definimos con una  fe ciega, como la realidad. Entonces, bajo esa creencia hipnótica, tan antigua como la humanidad, comienza el espectáculo de Maya.

aprender a ser libres 2019

Pasando de Maya a la realidad

Fastuosas mansiones, viajes deslumbrantes, sexo, alimentos de capricho, los mejores trajes, todo tipo de máquinas increíbles, títulos, obras de arte, sutiles deleites, la lista es interminable porque Maya tiene siempre el poder de sacar de su chistera de maga algo nuevo y sorprendente con lo que estimular nuestros deseos. Nunca serán satisfechos, solo podrán darnos ratos de placer, y luego queremos más de lo mismo o de otras cosas. Y nos sumergimos en la rueda de la actividad, intentando sacar placer de las cosas o evitando el dolor de no tenerlas. 

El hecho de existir como un individuo separado constituye el problema. Si nos damos cuenta que la pequeña ola de nuestra individualidad es el Océano, que no tenemos que conseguir nada, que ya tenemos todo, entonces me convierto en el Presenciador del espectáculo y desde la Paz profunda del mar de mi interior, puedo ver que las innumerables olas de la superficie son el tentador baile de Maya al que puedo presenciar y entretenerme, sin dejar que el deseo de poseer sus innumerables disfraces me saque de mi realización de que ya estoy unido y fundido con todo el Océano y la Paz de sus profundidades.

Yo, la totalidad

Permanezco, convencido que «yo» soy un gran Yo, de que soy la totalidad, de que estoy sumergido en las profundidades de mi mismo en unión conmigo mismo. Y desde ahí vendrán bendiciones milagrosas a mi camino por la vida. Y también al tuyo porque somos el mismo Océano. Lo demás es la ilusión de Maya. Y ya no tendremos que buscar en ella la realización de nuestros deseos. Sus frutos vendrán a nosotros, cuando y dónde, sean necesarios. 

La actividad y el esfuerzo de la búsqueda ha terminado porque hemos encontrado lo que siempre estuvo con nosotros y jamás habíamos perdido. Solo hemos perdido la ilusión «mayica » de no tenerlo. 

Al perder la ilusión entramos en una experiencia que esta más allá de cualquier conocimiento. Las religiones han transformado la experiencia en conocimiento y con el han convertido las olas en catedrales, mezquitas, templos, púrpuras, liturgias, imperios económicos,  y jerarquías de olas de poder. 

Ese tiempo está terminando. Entramos en un tiempo nuevo.

«Aquello que crees que es real es irreal, y lo que crees irreal es la Realidad Verdadera»

Gururaj Ananda.

Crear

¡No te lo vas a creer! y, si es así, es un problema, tú eres el creador del mundo que percibes.

El mundo que nos rodea está compuesto de una infinidad de posibles impresiones sensibles de las que, como especie humana, sólo somos capaces de percibir una pequeña parte. El oído de un perro puede percibir el sonido de silbatos de alta frecuencia que no oye el oído humano; los ojos de muchos insectos ven impresiones del espectro infrarrojo que nosotros no percibimos.

Esa pequeña parte del mundo que podemos percibir es a su vez filtrada por los valores, creencias e intereses de la cultura y la familia en la que somos educados, reduciendo todavía más nuestra percepción en la individualidad que somos. Cada uno de nosotros vive en una realidad única, construida por nuestros intereses, valores, creencias y metas, que actúan como filtros de las impresiones que nos envía el mundo exterior.

Toda nuestra experiencia es procesada a través de tres filtros básicos:

  • ELIMINACIÓN

Siempre que focalizamos nuestra atención en algo, estamos dejando de prestar atención a otras cosas. Nuestra percepción es selectiva y, al elegir algo, eliminamos el resto. Esto puede ocurrir consciente o inconscientemente. El mundo es tan vasto que, para darle sentido, lo simplificamos, y lo hacemos seleccionando la información que nos envía. Nuestros esquemas personales del mundo destacan algunas informaciones, al tiempo que ocultan otras.

  • DISTORSIÓN

Cuando observamos una foto o una pintura y percibimos en ella una profundidad tridimensional, estamos distorsionando la imagen que en realidad es plana; al escuchar un tema musical en la radio puede que imaginemos la orquesta; cinco minutos en el dentista nos parecen una hora, y una hora viendo una película agradable nos parece cinco minutos. Distorsionamos el tiempo.

  • GENERALIZACIÓN

Cuando aprendemos a conducir un automóvil, aprendemos a conducir todos los automóviles que funcionan de esa misma manera. El día en que de niños abrimos una puerta, estamos aprendiendo a abrirlas todas.

Sin generalización no hay aprendizaje. Nuestra creencias también son fruto de la capacidad que tenemos para generalizar nuestras experiencias.

La eliminación, la distorsión y la generalización son filtros que no son positivos ni negativos, simplemente funcionan así.

Las creencias son generalizaciones que se han hecho sobre experiencias específicas. Una creencia es una presuposición sobre la realidad y un filtro perceptivo singularmente potente. Cuando creemos algo, actuamos como si eso que creemos fuera verdad.

Construimos creencias generalizando a partir de nuestras experiencias en el mundo. Nos son transmitidas a través de nuestra cultura y, sobre todo, por las expectativas y normas de la familia en la que nos hemos criado. Creemos lo que nuestros padres nos han dicho sobre nosotros mismos cuando éramos niños, porque entonces no teníamos medios para comprobarlo, y estas creencias pueden continuar en nuestro interior sin que nuestros logros posteriores las modifiquen.

Con las creencias, sean positivas o negativas, ponemos limites a lo que es ilimitado y eso es una ilusión a la que oriente llama «Maya».