El universo es irreal, sólo Dios es real y Dios es el Universo.
Shankara.
La sucesión del día y la noche
Atrapada nuestra atención en tonterías egoicas cotidianas, no nos damos cuenta de que subidos al planeta Tierra, en 24 horas recorremos 40.075 km en su giro diario alrededor de si misma, que condiciona la sucesión de los días y las noches, lo que hace que nuestra conciencia pase de estar dormida a estar despierta sucesivamente, haciendo que nuestros sentidos se dirijan en la noche hacia el mundo interior, poblado de sueños y que, al salir la luz del Sol, nuestro sistema sensorial se dirija hacia afuera despertándonos para llegar a ser conscientes de como nuestros sueños configuran la llamada realidad objetiva.
A su vez, nuestro Planeta gira alrededor de la estrella solar a la velocidad de 107.227 Km/hora para recorrer en la elíptica de un año los 940.000.000 de km que dan lugar a las cuatro estaciones, durante las cuales, la proporción entre luz y oscuridad no es igual en una primavera llena de hojas y de flores naciendo, que en un solsticio de invierno gélido y nevado, modificaciones estacionales a las que no son ajenas ni el mundo animal ni el humano, ni en sus cuerpos ni en sus conductas, mas exteriorizadas en verano y mas internalizadas en invierno.
Claro que el tiovivo tiene muchos más giros, El Sistema Solar se desplaza en movimientos espirales a 792.000 km/hora, es decir a 200 km/segundo hacia el centro de nuestra Galaxia, dentro de la que nuestro Sol y su corte de Planetas, son una minúscula partícula de polvo en el océano de los 400.000 millones de soles que configuran la Vía Láctea.
Quizás por la falta de papel no escribo la velocidad a la que viaja nuestra Vía Láctea hacia la vecina galaxia de Andrómeda, que sólo está a 2.500.000 de años luz y, una vez llegados a ella, tardaríamos en recorrerla en su diámetro 220.000 años luz. Dentro de los millones de galaxias nuestra Vía Láctea está viajando hacia su vecina Andrómeda y, en un futuro, se encontrará con ella para formar una supergalaxia a la que los astrónomos han bautizado como Lactómeda.
Dejarse llevar entregándose a estos gigantescos movimientos me parece digno de un Tai chi cósmico.
¿Cómo sabemos que nos estamos entregando a esta portentosa inteligencia en movimiento? mi respuesta es: porque nos sentimos felices y contentos fluyendo con la Vida. El movimiento hacia la infelicidad lo produce nuestro Ego al negarse a entrar en sincronía con estos movimientos dentro de los que estamos.
El cazador de galaxias
Cada noche de estrellas, en las que el cielo está despejado y en la que la luz de la Luna no perturba la visión del cielo profundo, busco, como el cazador de galaxias, una nueva. Esta noche he encontrado la galaxia Copo de Nieve con sus interminables millones de años luz de tamaño y de distancia, aunque en la lente de mi telescopio aparezca con su forma galáctica tan diminuta.
La luz que estoy viendo de la galaxia Copo de Nieve, fue emitida hace millones de años luz, por lo tanto cuando llega a mis ojos, teniendo en cuenta que su luz ha recorrido esos millones de años luz, la galaxia ya no existe.
Como cazador de galaxias estoy siendo llevado por todos estos movimientos, estamos todos siendo llevados por todos estos movimientos, eso es inevitable, eso es inimaginable y en eso estamos.