Viviendo, amando y riendo

«El futuro es hijo del presente, así que viviendo, amando y riendo ahora, el tiempo venidero estará impregnado de vida, de amor y de risas».

Y la vida comienza

Un bebé comienza viviendo en un espacio muy limitado en el vientre de su madre, donde no necesita alimentarse pues recibe el alimento a través del cordón umbilical que le une al útero. Está inmerso en un programa biológico que sigue la genética de desarrollo que han seguido las diferentes especies en el Planeta; así que en los primeros días de desarrollo se parece a un pequeño reptil, al que la embriología médica conoce como el cerebro reptiliano.

Mas tarde su cerebro será similar al de un mamífero, y ocupará las partes medias del encéfalo. Por último el desarrollo de los dos hemisferios cerebrales, a partir del telencéfalo, harán que evolucione hacia un ser humano. Durante su gestación, el feto es totalmente dependiente de su madre, los pensamientos y emociones que ella siente, repercuten en la configuración de su crecimiento.

El desarrollo de la vida

Hacia los 9 meses de su desarrollo, el espacio uterino se hace tan limitado, que se produce un caos en el ambiente armónico en el que vive. El liquido amniótico en el que está ingrávido desaparece, la acogedora cámara uterina empieza a contraerse empujándole fuera de ella hacia otro espacio. Las contracciones, hacen girar su cabeza y sus hombros para que salga al mundo exterior, lo primero en aparecer es el vértice de su cráneo, donde los cabellos se arremolinan en forma de galaxia a la que los movimientos del parto mueven en giros similares a los de la Vía Láctea en el firmamento.

Después de un transito, mas o menos traumático, por un túnel flexible, el bebé se asoma a otro espacio inconcebiblemente mas amplio, en el que transcurrirá su vida. El cordón que le une a su madre es cortado y en su biología acontece una convulsión: con un grito entra la primera bocanada de aire en sus pulmones y comienza a respirar.

Los primeros años del bebé

Durante muchos meses seguirá conectado a su madre recibiendo de ella alimento, abrigo, caricias, higiene y sobre todo amor, que si es sólido y profundo, configurará la base de su estructura emocional en sincronía con el crecimiento de su cuerpo. Estos primeros años son los cimientos de su personalidad, si son sólidos, las vicisitudes con las que tenga que enfrentarse en la vida se suavizarán y podrá integrarlas en su crecimiento.

Luego, una larga lista de aprendizajes: andar, hablar, relacionarse, la escuela, la pubertad con sus tormentas hormonales, el trabajo, una nueva familia en la que quizás, sin darse cuenta, reproducirá la estructura afectiva de su familia de origen.

Y la sociedad le incitará a progresar en la vida ¿ganando mas dinero? ¿teniendo mas conocimientos? ¿mejorando sus relaciones afectivas? ¿quizás teniendo mas poder dentro de la jerarquía social? ¿disfrutando de múltiples sensaciones corporales? ¿acumulando propiedades para sentirse mas seguro? En todo esto está inmersa la gran mayoría de la sociedad, por lo que es mas que probable que se contagie. y se olvide de que lo importante es estar viviendo, amando y riendo ahora

Pasará el tiempo y se aproximará la muerte, en la que su cuerpo abandonará el gran Útero Terráqueo y transitará hacia algo que teme y desconoce, pero así como a su llegada al Planeta pasó de un espacio limitado a otro gigantesco, es posible que al morir suceda lo mismo.

El infinito

En lo mismo ya está y ha estado toda la vida. Si empezamos a dejar de prestar atención a las innumerables normas que impone la sociedad, y a estar con todos nuestros sentidos absortos en las pequeñas cosas que nos ocupan y nos entretienen, si dirigimos la atención hacia una realidad mayor que en la que estamos y nos damos cuenta que habitamos un planeta diminuto, que gira en veinticuatro horas alrededor de si mismo generando el día y la noche, que orbita a su vez a lo largo de un año alrededor de una estrella que nos da luz y vida, que ésta estrella forma parte de los cientos de millones de soles que configuran la Vía Láctea, que a su vez forma parte de millones de galaxias, que a su vez…así hasta el Infinito.

Y Eso la mente no lo entiende, porque es limitada y no puede comprender lo Ilimitado.

Flotamos en medio de esa inmensidad que nos sostiene, en un cuerpo, una mente y una individualidad durante el tiempo que esa inmensidad desee. Y, así como en su aparente individualidad, una ola no deja de ser parte del océano, de modo similar nuestro yo, con su imaginaria individualidad, está flotando unido a esa inmensidad del océano cósmico.

Entonces ya no haces, se hace a través tuyo, y eres como una flauta por la que pasa el aire que toca una melodía divina, viviendo, riendo y amando ahora.