¡No te lo vas a creer! y, si es así, es un problema, tú eres el creador del mundo que percibes.
El mundo que nos rodea está compuesto de una infinidad de posibles impresiones sensibles de las que, como especie humana, sólo somos capaces de percibir una pequeña parte. El oído de un perro puede percibir el sonido de silbatos de alta frecuencia que no oye el oído humano; los ojos de muchos insectos ven impresiones del espectro infrarrojo que nosotros no percibimos.
Esa pequeña parte del mundo que podemos percibir es a su vez filtrada por los valores, creencias e intereses de la cultura y la familia en la que somos educados, reduciendo todavía más nuestra percepción en la individualidad que somos. Cada uno de nosotros vive en una realidad única, construida por nuestros intereses, valores, creencias y metas, que actúan como filtros de las impresiones que nos envía el mundo exterior.
Toda nuestra experiencia es procesada a través de tres filtros básicos:
- ELIMINACIÓN
Siempre que focalizamos nuestra atención en algo, estamos dejando de prestar atención a otras cosas. Nuestra percepción es selectiva y, al elegir algo, eliminamos el resto. Esto puede ocurrir consciente o inconscientemente. El mundo es tan vasto que, para darle sentido, lo simplificamos, y lo hacemos seleccionando la información que nos envía. Nuestros esquemas personales del mundo destacan algunas informaciones, al tiempo que ocultan otras.
- DISTORSIÓN
Cuando observamos una foto o una pintura y percibimos en ella una profundidad tridimensional, estamos distorsionando la imagen que en realidad es plana; al escuchar un tema musical en la radio puede que imaginemos la orquesta; cinco minutos en el dentista nos parecen una hora, y una hora viendo una película agradable nos parece cinco minutos. Distorsionamos el tiempo.
- GENERALIZACIÓN
Cuando aprendemos a conducir un automóvil, aprendemos a conducir todos los automóviles que funcionan de esa misma manera. El día en que de niños abrimos una puerta, estamos aprendiendo a abrirlas todas.
Sin generalización no hay aprendizaje. Nuestra creencias también son fruto de la capacidad que tenemos para generalizar nuestras experiencias.
La eliminación, la distorsión y la generalización son filtros que no son positivos ni negativos, simplemente funcionan así.
Las creencias son generalizaciones que se han hecho sobre experiencias específicas. Una creencia es una presuposición sobre la realidad y un filtro perceptivo singularmente potente. Cuando creemos algo, actuamos como si eso que creemos fuera verdad.
Construimos creencias generalizando a partir de nuestras experiencias en el mundo. Nos son transmitidas a través de nuestra cultura y, sobre todo, por las expectativas y normas de la familia en la que nos hemos criado. Creemos lo que nuestros padres nos han dicho sobre nosotros mismos cuando éramos niños, porque entonces no teníamos medios para comprobarlo, y estas creencias pueden continuar en nuestro interior sin que nuestros logros posteriores las modifiquen.
Con las creencias, sean positivas o negativas, ponemos limites a lo que es ilimitado y eso es una ilusión a la que oriente llama «Maya».