La realidad
La realidad es que no soy yo como individuo el que tiene Conciencia, sino que es la Conciencia la que se manifiesta en innumerables formas, incluida la mía. Es como las múltiples olas del océano que parecen tener formas diferentes pero la realidad es que todas son distintas manifestaciones del mismo Océano y están compuestas por la misma agua.
Si nos identificamos y creemos que somos las formas de nuestros cuerpos y de nuestras mentes, entonces nos sentimos separados y diferentes de las otras formas que nos rodean, ya sean estas personas, animales u objetos. Entonces, en nuestras profundidades queremos volver a ser uno con Todo y ese deseo se distorsiona y multiplica en muchos pequeños deseos, interminables y variados, que nos sacan de nuestro mundo interior y nos mueven a buscarlos en un supuesto mundo exterior en el que creemos y definimos con una fe ciega, como la realidad. Entonces, bajo esa creencia hipnótica, tan antigua como la humanidad, comienza el espectáculo de Maya.
Pasando de Maya a la realidad
Fastuosas mansiones, viajes deslumbrantes, sexo, alimentos de capricho, los mejores trajes, todo tipo de máquinas increíbles, títulos, obras de arte, sutiles deleites, la lista es interminable porque Maya tiene siempre el poder de sacar de su chistera de maga algo nuevo y sorprendente con lo que estimular nuestros deseos. Nunca serán satisfechos, solo podrán darnos ratos de placer, y luego queremos más de lo mismo o de otras cosas. Y nos sumergimos en la rueda de la actividad, intentando sacar placer de las cosas o evitando el dolor de no tenerlas.
El hecho de existir como un individuo separado constituye el problema. Si nos damos cuenta que la pequeña ola de nuestra individualidad es el Océano, que no tenemos que conseguir nada, que ya tenemos todo, entonces me convierto en el Presenciador del espectáculo y desde la Paz profunda del mar de mi interior, puedo ver que las innumerables olas de la superficie son el tentador baile de Maya al que puedo presenciar y entretenerme, sin dejar que el deseo de poseer sus innumerables disfraces me saque de mi realización de que ya estoy unido y fundido con todo el Océano y la Paz de sus profundidades.
Permanezco, convencido que «yo» soy un gran Yo, de que soy la totalidad, de que estoy sumergido en las profundidades de mi mismo en unión conmigo mismo. Y desde ahí vendrán bendiciones milagrosas a mi camino por la vida. Y también al tuyo porque somos el mismo Océano. Lo demás es la ilusión de Maya. Y ya no tendremos que buscar en ella la realización de nuestros deseos. Sus frutos vendrán a nosotros, cuando y dónde, sean necesarios.
La actividad y el esfuerzo de la búsqueda ha terminado porque hemos encontrado lo que siempre estuvo con nosotros y jamás habíamos perdido. Solo hemos perdido la ilusión «mayica » de no tenerlo.
Al perder la ilusión entramos en una experiencia que esta más allá de cualquier conocimiento. Las religiones han transformado la experiencia en conocimiento y con el han convertido las olas en catedrales, mezquitas, templos, púrpuras, liturgias, imperios económicos, y jerarquías de olas de poder.
Ese tiempo está terminando. Entramos en un tiempo nuevo.
«Aquello que crees que es real es irreal, y lo que crees irreal es la Realidad Verdadera»
Gururaj Ananda.
Bienvenido sea «ese tiempo nuevo». Ramon. todo lo demas es Maya!
Muchas gracias Ramon!
Un gran abrazo