La tristeza

Como los árboles que pierden sus hojas en otoño porque la savia va hacia la tierra, hacia sus raíces, nosotros, que también somos condicionados por el planeta y sus estaciones, cuando nos invade la tristeza sentimos como nuestra energía cae hacia el suelo.

Estírate y pon tu cuerpo bien derecho. Levanta la barbilla hacia arriba y mantén un rato esta postura. Mejorará tu estado de ánimo.

Te sentirás aún mejor si en tu rostro esbozas una sonrisa. Es forzada, ya lo sé, pero pruébalo estirando los labios hacia atrás y hacia arriba; haz lo mismo con las comisuras de los ojos. Mantén la sonrisa, tu cerebro está procesando la información que le llega de los músculos faciales de que tu percepción es sonriente.

Puedes ayudarte aún mas recordando imágenes de tu vida que te provocaron una sonrisa. Si quieres continuar un poco más, imagínate que tu sonrisa se condensa en un poco de saliva, traga esa saliva impregnada y dirígela hacia el área de tu corazón inundándolo de alegría.

Vuelve a producir más saliva, continuando con tu sonrisa, y traga esa saliva dirigiéndola hacia tus riñones (parte posterior de la espalda, más o menos a la altura del ombligo)

Repite el mismo proceso hacia el hígado (parte derecha del abdomen detrás de las costillas más bajas)

Los pulmones que ocupan el tórax, y el Bazo que está en la cavidad abdominal en el lado opuesto al hígado.

Este ejercicio elevará la vibración de la tristeza hacia un estado más feliz.

Si con todo esto no lo logras superar tu tristeza, conocemos técnicas más profundas y te enseñaremos a aplicarlas.

El miedo

Hoy te hablaré del miedo.

Más del 90% de nuestros miedos son imaginaciones ilusorias, no están en el momento presente. Están en algún tiempo futuro o pasado. Para ver el futuro o el pasado miramos hacia dentro, hacia nuestros pensamientos. Para ver el presente miramos lo que, en este momento, nos rodea. Esos miedos, angustias o ansiedades, en su gran mayoría son imaginaciones nuestras y nunca van a suceder, por ejemplo me va caer un rayo encima, cuando la posibilidad de que me caiga es remotísima, o este avión se puede estrellar, más de lo mismo.

Creamos imágenes internas que nos producen miedo o sus variantes de angustia o ansiedad

Hay algo, en este momento, que perciban mis sentidos físicos y que me de miedo ¿alguien me está poniendo un cuchillo en el cuello para robarme? o ¿un mastín me está atacando?

Solución: si no hay nada objetivo en el presente que me produzca miedo y este es producido por imágenes internas, entonces enfrasquémonos en la realidad que estamos viendo, escuchando (no la T.V. por favor!) tocando, oliendo y gustando. Nuestro miedos imaginarios empezarán a esfumarse.

¡Pruébelo Funciona!

Si no funciona conviene que haga un tratamiento de psicoterapia con un buen profesional. Generalmente, en pocas sesiones podrá solucionarlo. Se trata de modificar memorias antiguas (el 90% procedentes de la infancia) en las que ese miedo se estructuró.

Ejemplo: un paciente tenía un gran temor a las tormentas, cuando aparecía una nube en el horizonte buscaba un refugio que le pareciera seguro aunque después aquella nube no se transformara en ninguna tormenta. Cuando era niño y había tormentas, su madre se encerraba con él en un armario muerta de miedo. Temor con el que contagió al niño. Con varias sesiones de terapia, aplicando técnicas de Programación Neurolingüística el paciente solucionó su problema. 

Si estás en un caso similar, no dudes en ponerte en contacto conmigo porque mediante técnicas de psicoterapia puedo ayudarte a superar tus miedos.