Paz y alegría en libertad

Todos queremos paz y alegría en libertad, pero nuestra contradicción es que la deseamos atada y dependiente de personas, objetos, conocimientos, títulos, propiedades etc, la lista es variada e interminable.

El mundo de la ilusión

Sentimos alegría y paz si conseguimos esa casa, estar con esa persona, ese dinero, ese viaje… la lista es interminable.

Nos sentimos mal, con rabia, tristeza o miedo si no conseguimos lo que queremos o lo perdemos.

Paz y alegría en libertad desde el vacío

Ya lo dijo Gautama Buda: El deseo produce sufrimiento y milenios antes, el Taoísmo afirmó : El vacío requiere ser llenado y la plenitud busca vaciarse.

Buscamos «ser alguien» acumulando ideas, filosofías, conocimientos, títulos y propiedades. El Ego o personalidad no suele buscar ser nada o nadie para ser conscientes de que, inevitablemente, somos todo.

Ser alguien me separa del otro y ser nadie me une a él.

El océano y las olas

¿Acaso está la ola separada del océano? ¿no es la ola una manifestación del océano? si la ola se compara con otras olas mas espumosas, mas rosadas, mas grandes o pequeñas, entonces se pierde en la ilusión de la separación.

Durante décadas he buscado la experiencia de unirme a todo, a través de lecturas, estudios, prácticas de Yoga, psicoterapias del Este y del Oeste que me ilusionaban en ser «alguien» y sin darme cuenta, me separaban de Todo.

Manifestándote libre

El Ser, Dios, Todo, el Tao, Eso, o como queramos llamarlo, se está manifestando a través nuestro en cada momento. Si lo busco, al mismo tiempo me estoy separando de Él, y esa ilusión acaba siendo frustrante y dolorosa. Como si las olas buscasen unirse con el océano cuando, es evidente, que son el océano.

Observando el cielo

Como aficionado a la astronomía hace muchos años que vengo observando el cielo, y entre todos los planetas, nebulosas, galaxias y cúmulos estelares, hay un espacio negro, oscuro e infinito en todas las direcciones, en medio de ese espacio emergen los cuerpos estelares, como las olas y nuestros cuerpos, nacen, están un tiempo y se van.

Sal al campo una noche despejada y observa esa negrura abrazando a todas las estrellas, esa oscuridad está arriba, abajo, detrás, a la derecha y a la izquierda, nuestro minúsculo planeta Tierra está flotando en medio de esa oscuridad infinita.

Experimenta paz y alegría en libertad

La mente no puede entender ese espacio inmenso, pero la conciencia puede experimentarlo y en Esa Experiencia, la mente se calla con su constante parloteo de recuerdos del pasado e imaginaciones del futuro. Ese espacio oscuro e ilimitado solo está en el momento presente. En Él están todas las posibilidades imaginadas e inimaginables.

Abriendo el corazón

Si abrimos el Corazón a la evidencia de que somos una manifestación de Él, como la pequeña ola que somos, nos daremos cuenta de que somos la misma esencia del agua que está en todo el océano.

Siendo libres de las ilusiones mentales del pasado y del futuro, podemos realizar la recomendación del texto sagrado del I Ching: «Solo los pensamientos referidos al momento presente no dañan al corazón».

Solo en el momento presente está la experiencia de la Libertad de la eternidad.

El otoño

Estamos en otoño, las hojas de los arboles empiezan a teñirse de colores: rojos, amarillos, naranjas enmarcados en los últimos verdes del verano. La sabia de los arboles está bajando hacia las raíces para pasar en ellas el invierno bajo tierra.

Nuestra vida que como la vida vegetal y animal, forma parte de este planeta, en esta estacón empezamos a recogernos e interiorizarnos, dejando caer el esplendor de nuestros veranos, para conservar aquello que es necesario para poder renacer en una nueva primavera, en nosotros mismos o a través de nuestros hijos.

Para seguir vivos, es imprescindible alimentarse y eliminar correctamente nuestros residuos. En otoño abundan los frutos que ha producido la tierra y que están llenos de minerales, vitaminas y múltiples nutrientes necesarios para la vida en nuestro organismo. Abundan las calabazas, los tomates, los higos, las manzanas, las peras y, en mi tierra, las uvas. Estos días estamos en medio de la vendimia.

Aconsejo alimentarse, un día a la semana, exclusivamente de fruta, solo de una clase, sin mezclarlas.

Pero no solo nos alimentamos de comida, también nos nutrimos de colores, de sonidos, de emociones y de sensaciones, y también lo mas importante: nos nutrimos de nuestra comunicación con nosotros mismos y con los demás seres humanos. el otoño es una estación excelente para dejar ir aquellas relaciones que nos perjudican y nos dañan e, incluso pueden llenarnos de toxicidad emocional como la tristeza o el miedo, para que nazcan otras relaciones mas nutritivas para nuestro corazón para que pueda llenarse, en una nueva primavera, de alegría y de paz.

Con la tristeza o la alegría respiramos -siendo conscientes o no- de un modo diferente, eliminando anhídrido carbónico e inspirando oxigeno. Por eso el otoño rige la respiración, expirando CO2 e inspirando oxigeno en una proporción armónica para nuestra salud.

La tráquea es como el tronco de un gran árbol que se divide en dos grandes ramas, que a su vez son la base de innumerables bronquiolos de las que salen millares de hojas llamadas alvéolos pulmonares. La antigua ciencia del Raja Yoga lo regulariza con múltiples técnicas de respiración llamadas Pranayamas. Todo esto no está separado, está sincronizado: si estamos tristes respiramos de una manera y nuestro cuerpo tiende a «caer como una hoja de otoño». Si estamos alegres respiramos a otro ritmo y caminamos derechos y erguidos.

El pulmón es el Rey que discrimina y ordena nuestra manera de respirar, así como nuestro intestino grueso también discrimina lo que es necesario eliminar por las heces de lo que conviene retener.

El otoño rige, con mas preferencia que otras estaciones, nuestra capacidad de discriminar, lo que nos conviene conservar de lo que es saludable eliminar en todos los ordenes de nuestra vida: alimenticio, emocional, lugares y personas con las que nos relacionamos y pensamientos tóxicos o nutritivos.

Para hacerlo correctamente la clave es el equilibrio en movimiento, como en el taichí. Si retenemos demasiado de lo que sea, por temor a que nos pueda faltar (aire, comida, dinero, creencias) vamos a tener una fisiología otoñal patológica. Lo mismo que si no retenemos nada de lo que es esencial para seguir viviendo. Ese vivir -y la vida es movimiento- es clave para la salud.

Y conservar las semillas para que todo renazca en primavera en el mismo u en otros arboles. En nosotros o en nuestros hijos. Las semillas de nuestra genética se conservan en otoño para poder seguir relacionándonos con la vida, eso también es esencial para la continuidad de la existencia.

Los arboles y los animales saben hacerlo porque están en armonía con la naturaleza. Nosotros, con la mala utilización de esa delicada fase evolutiva que se llama libre albedrio, quizás nos hemos separado de ella. Si es así, utilicemos sabiamente nuestra facultad otoñal de discriminación para recuperarlo..

Este es mi sincero deseo para todos el escribir estas líneas.

La tristeza

Como los árboles que pierden sus hojas en otoño porque la savia va hacia la tierra, hacia sus raíces, nosotros, que también somos condicionados por el planeta y sus estaciones, cuando nos invade la tristeza sentimos como nuestra energía cae hacia el suelo.

Estírate y pon tu cuerpo bien derecho. Levanta la barbilla hacia arriba y mantén un rato esta postura. Mejorará tu estado de ánimo.

Te sentirás aún mejor si en tu rostro esbozas una sonrisa. Es forzada, ya lo sé, pero pruébalo estirando los labios hacia atrás y hacia arriba; haz lo mismo con las comisuras de los ojos. Mantén la sonrisa, tu cerebro está procesando la información que le llega de los músculos faciales de que tu percepción es sonriente.

Puedes ayudarte aún mas recordando imágenes de tu vida que te provocaron una sonrisa. Si quieres continuar un poco más, imagínate que tu sonrisa se condensa en un poco de saliva, traga esa saliva impregnada y dirígela hacia el área de tu corazón inundándolo de alegría.

Vuelve a producir más saliva, continuando con tu sonrisa, y traga esa saliva dirigiéndola hacia tus riñones (parte posterior de la espalda, más o menos a la altura del ombligo)

Repite el mismo proceso hacia el hígado (parte derecha del abdomen detrás de las costillas más bajas)

Los pulmones que ocupan el tórax, y el Bazo que está en la cavidad abdominal en el lado opuesto al hígado.

Este ejercicio elevará la vibración de la tristeza hacia un estado más feliz.

Si con todo esto no lo logras superar tu tristeza, conocemos técnicas más profundas y te enseñaremos a aplicarlas.

Evolución y experiencia

La evolución se produce aprendiendo a través de la experiencia.

Cuando tenía 3 años de edad, mi padre tenia una vieja radio de madera conectada por un cable a un enchufe de la red eléctrica.

Cuando radiaban algún cuento mi padre me llamaba: -¡Ramoncito ven pronto que empieza un cuento!

Yo acudía tan rápido como me permitían mis pequeñas piernas y me sentaba en el suelo, frente a la radio, a escucharlo. Después de escuchar unos cuantos empecé a intrigarme por donde venían los cuentos; con 3 añitos de inteligencia concluí que tenían que venir por el cable eléctrico que unía el cable con el enchufe. Ni corto ni perezoso me dispuse a meter los dedos por los agujeros del enchufe para «atrapar el cuento».

-¡Ten cuidado Ramoncito te va a doler, saca los dedos del enchufe!

Yo, ante la advertencia de mi padre, hice oídos sordos y metí los dedos en el enchufe dispuesto a atrapar el cuento y ¡Ayyyy! menos mal que en aquel entonces la corriente era de 125. Nunca volví a meter los dedos en un enchufe.

Mi padre no pudo enseñarme con palabras lo que era la experiencia del desagradable contacto con la electricidad. Tuve que aprenderlo por mi mismo.

¿Evolución y experiencia?

No nos vayamos más lejos: II guerra mundial, Hitler arrasa Europa, 6 millones de judíos incinerados. Millones de muertos en combate, hambre, ruina y desesperanza. Guerra civil española, cientos de miles de muertos, hambre, miedo, otra vez ruina y desesperanza. Ganadores y perdedores, aunque la verdad es que toda España perdió.

Hoy, Ucrania posible inició de la III guerra mundial, y seguimos metiendo los dedos en el enchufe, a pesar de que la historia nos advierte de lo que ocurre al hacerlo. Da igual, en esta tierra el ser humano solo aprende de la experiencia propia, no a través de la de los demás, ese segundo aprendizaje solo está reservado para genios avanzados, no solo de mente sino también de corazón. Son escasos.

Y el genio vive creando en el presente, absorto en él y, como un Dios, disfrutando de su creación. En ese estado ¿angélico? No hay tiempos pasados ni futuros en los que la vida pueda ser más feliz, lo es Ahora o nunca y el genio lo sabe, la muchedumbre no, por eso el genio se aísla en su creación.

La muchedumbre necesita vivir en carne propia las experiencias que otros le han contado.

«Y Eso que no puedes ni imaginar, Eso seré»

Es tan sencillo que da risa. Lo difícil es ser sencillo.

Seámoslo. Seamos conscientes del espacio que ocupan las distintas partes de nuestro cuerpo: entrecejo, ojos, nariz, boca, cuello, tórax, piernas y pies. Solo conscientes del espacio que ocupan. Si vienen pensamientos dejémoslos que pasen como nubes en el cielo y volvamos a ser conscientes del espacio. El tiempo desaparece porque el tiempo son nuestros incesantes pensamientos del pasado y del futuro. Solo seamos conscientes del espacio y Eso que los pensamientos no pueden ni imaginar, Eso seremos. Y es que ya lo somos, queramos o no, porque Eso es la realidad. Lo demás son ilusiones.

Internet devorando a sus hijos

No nos alimentamos sólo de comida, también, a través de Internet devoramos noticias, opiniones, artículos, formas de ver y de pensar la vida, ambientes psíquicos ya sean de alegría, de miedo, de preocupación o de tristeza. Todo ello va a nuestro estómago, eso nos enseñan las medicinas orientales con más de 8000 años de experiencia. La nuestra, la occidental, no ha llegado tan lejos, dado que apenas tiene unos pocos cientos de años.

Reflexionemos: acabamos de comer y nos dan una pésima noticia que hace que tengamos náuseas, nos produzca vómitos o se detenga nuestra digestión; una buena digestión implica masticar detenidamente la comida, saborear el alimento, o el artículo, entenderlo para asimilarlo e integrarlo en nuestro sistema físico y psíquico. Discernir lo qué es correcto para nosotros y dejar ir lo que no nos enriquece, alegra, nutre o nos conviene. Eso toma tiempo y discriminación inteligente.

¿Qué ocurriría si nos paseamos por una ciudad con millones de restaurantes para «comer» información y el 99% de ellos gratuitos? ¿Sabríamos seleccionar la buena comida para nosotros? ¿Le dedicaremos el tiempo necesario para digerir e integrar esas informaciones  en nuestro sistema de conocimiento y experiencia de vida?¿Nos preguntaremos por qué es gratuito? o ¿saltaremos de este artículo a otro y otro más sin dedicarle el tiempo necesario para su digestión? Aparentemente es fácil, solo tenemos que seguir presionando suavemente con el dedo sobre esta pequeña pantalla para continuar devorando más y más información gratuita, indiscriminada ¿veraz? y lo que es peor, altamente adictiva ¿Puedes levantar el dedo, dejar el móvil y vivir la realidad y menos este espacio virtual? Muchos ya no pueden y menos nuestros jóvenes que han nacido con esta «cocaína» entre las manos.

Por supuesto que es una herramienta formidable, si somos inteligentes para utilizarla cuando la necesitamos y no para estar en sus manos y que nuestro tiempo sea inútilmente devorado por ella, como Saturno devoró a sus hijos. 

Y nos devora con gran cantidad de información falsa, algunas joyas verdaderas y ¡la más peligrosa! la que está hecha de medias verdades. Como la soja hecha de genes de soja transgénica para tener menos gastos de cultivo. Y como eso, mucho más.

Antes, en las guerras, disparaban con balas y hoy se utilizan códigos de A.R.N. modificados. Y el arma más dañina es la utilización de los medios colectivos de información para hipnotizar a las masas y dirigir su atención hacia donde más convenga. Bajo hipnosis se puede creer y hacer cualquier cosa, como que los códigos genéticos modificados son curativos y buenos para la salud. El mejor medio para difundirlo está en nuestras manos dirigidas por el instrumento más sofisticado de la evolución, que es la herramienta de nuestras mentes, siempre produciendo pensamientos con los que nos identificamos.

¿Podemos detener la mente en su inagotable producción de ideas? ¿desidentificarnos de ella? ¿descansar y utilizar esa prodigiosa herramienta solo cuando a nosotros nos convenga y queramos? ¡No! para más del 90% de la humanidad no es posible, ni tan siquiera imaginable. No se imagina usted, el descanso que esa desidentificación supone  y la Paz que trae consigo. Muchas veces es el dolor el que nos fuerza a esa desidentificación. En ello estamos, los signos de nuestra civilización actual, con sus mentiras, enfermedades, engaños, con su falta de dirección y sentido , con sus guerras disfrazadas de epidemias, con su incierto futuro, nos indican que Saturno se está dando, como nunca, un gran banquete de humanidad.

Los signos evidentes de indigestión, vómitos y diarreas nos muestran el final de una época pantagruélica, en la que el tiempo de vida que se nos ha dado termina con el consumo indiscriminado de todo lo que la idiotez humana puede devorar. Y es falto de inteligencia pensar que este móvil gratuito que tenemos en las manos no está transmitiendo información a un robot algorítmico sobre a quién llamamos, de qué hablamos, qué nos gusta comprar, en qué ciudades estamos y qué calles recorremos, de los innumerables circuitos de internet cuales seguimos, cuales son nuestras ideas políticas, de qué dinero disponemos, cuales son nuestras enfermedades, qué medicamentos utilizamos y de un larguísimo etc de cuya información total ni nosotros mismos somos conscientes. El robot algorítmico y sus propietarios si lo son. Con toda esa información no somos libres, somos predecibles y pueden «devorar» nuestra atención y nuestra vida, tal y como Francisco de Goya y Lucientes predijo en su pintura.

La frugalidad, la austeridad y la discriminación inteligente están llamando a la puerta. La historia te está obligando a mirar esa puerta. Como el avestruz  puedes meter la cabeza debajo del ala y auto engañarte, creyendo que todo eso no existe.

Abre esa puerta y mira, te conviene hacerlo, te traerá Paz.

En el invernadero

mis pensamientos

Son las seis de la tarde del sábado día siete de Abril del año 2018 y estoy en el invernadero, su interior es de unos 100 metros cuadrados de superficie, el plástico que lo cubre es opaco, pero permite pasar la luz necesaria para el crecimiento de las plantas; hay hortensias, nardos, lechugas, tomates, pimientos, menta y albahaca. Acaba de llegar el cuco, al menos es la primera vez que oigo su canto en esta nueva primavera, la temperatura es muy agradable y el sabor del té verde con canela y jengibre que estoy tomando me ayuda a concentrarme.

Podría continuar con la descripción más minuciosa en el invernadero, el espacio en que me encuentro, pero para la finalidad de lo que estoy escribiendo lo considero suficiente.

En todo momento todos nos encontramos en un tiempo y en un lugar concretos en el que están nuestros cuerpos

Me levanto y delante de la fila de lechugas, hago unos pequeños agujeros, depositando en cada uno dos o tres semillas de pepino; de la estructura metálica que sostiene el plástico cuelgan unos cordones que utilizo para atar las plantas de tomates y que puedan crecer derechos.
Decido cambiar de lugar la silla en la que me siento y observar el cuadro que está pintando mi mujer.
«Con nuestros cuerpos podemos modificar la disposición de los objetos que están en el espacio en que nos encontramos. Utilizando nuestros cuerpos tenemos poder para producir cambios en el medio ambiente en el que estamos».
Sé que las plantas de tomates crecerán hasta alcanzar un metro de altura; los pimientos estarán por delante a unos cuarenta centímetros de alto y las plantas de pepinos se extenderán a ras de tierra, las hortensias del fondo que están frente a mi asiento, me inspirarán belleza. Todas estas imágenes internas son las que ordenan los movimientos de mi cuerpo para plantar los vegetales en esa disposición.
«Mis pensamientos, formados por la imágenes, sonidos y diálogos que tengo en mi interior, son más sutiles que la densidad de mi cuerpo, pero son los que ordenan y tienen poder sobre éste para que actúe.
De como organizo mis pensamientos, o lo que es lo mismo, mis cinco sentidos dirigidos hacia mi interior, dependerá mi manera de actuar, ya sea consciente o inconscientemente».
Las plantas crecerán al ritmo de su naturaleza, que es bastante más lento que el ritmo más impaciente de la mía. Seguir su desarrollo, a lo largo de las estaciones, me da serenidad y equilibrio. Sé que crecerán sanas y serán parte de mi comida a lo largo del año, ningún abono ni producto químico las ha contaminado, pues yo me encargo de que así sea. El agua que las riega procede de una antigua acequia que recoge el agua que mana de la tierra. La atención alegre y relajada que pongo en ellas mientras las cuido es también parte de su alimento.

Observar crecer el mundo vegetal me produce sosiego, tranquilidad, creo que una alimentación natural y no contaminada por los tóxicos con los que se abonan y fumigan las verduras, es una fuente de salud.

Estás son las motivaciones que tengo para pensar y actuar durante el tiempo que paso en el invernadero».
A lo largo de mi vida he buscado espacios tranquilos y los he encontrado, sobre todo, en contacto con la naturaleza que me lleva al interior de mí mismo, he dedicado mi vida a encontrar Paz y Alegría en mi interior y a ayudar a los demás a que la encuentren dentro de ellos. La Vida me ayudó a ello trayéndome encuentros y situaciones cada vez más complejos para que mi Paz sea tan fuerte como el mejor de los aceros que, para serlo, han de pasar por el fuego más intenso.
Durante muchos años me consideré esclavo de un «casual» mundo físico, que creía que era el que determinaba mis respuestas y mis pensamientos. Aprendí que es justo al revés.
Puedo elegir hacia donde quiero dirigir mi atención. Puedo hacerlo hacia las plantas de tomates, pimientos o lechugas. También puedo dirigirla hacia mis pensamientos sobre como organizarlos para que crezcan mejor. Puedo enfocarme hacia lo que me motiva al hacerlo, o hacia el proyecto de vida que define mi identidad. Pero «elijo» poner mi interés en el espacio que hay entre los vegetales, que es el mismo espacio que hay entre mis pensamientos y entre mis motivaciones, que arropan mi identidad personal que vive en el mundo junto a millones de identidades.
«En el invernadero de mi identidad egoica puedo ser consciente del espacio que hay dentro y fuera del mismo. Un espacio lleno de paz».
Salgo del invernadero y observo el espacio al que mi mente le cuesta entender que es infinito. El mismo espacio que hay entre las estructuras moleculares y atómicas de las verduras, y me vienen a la mente los versos del filósofo Sankara:
"El mundo es irreal,
sólo Dios es real,
y Dios es el mundo"
                                                                                                                                                                 

La alimentación

Los seres humanos no solo nos alimentamos de comida, sino también de imágenes, sonidos, emociones y conversaciones que mantenemos con nosotros mismos o con los demás. Ambos tipos de alimentación están interrelacionadas ¿O acaso pensamos que produce el mismo beneficio para el cuerpo comer una comida excelente en un estado de profunda tristeza, que hacerlo con gran alegría?

Hemos construido un mundo polucionado. Fumigamos con productos tóxicos las frutas y verduras que comemos. Las impregnamos con sustancias que las hacen crecer mas rápido y, lo que es peor, modificamos sus códigos genéticos en orden a obtener mayores beneficios económicos sin tener ni idea de las consecuencias que puede tener para la salud. Los grandes peces del mar están impregnados de mercurio y las carnes de los animales que comemos están llenas de corticoides para aumentar su peso y con ello obtener mayores ganancias.

¿De qué tipo de imágenes y sonidos nos alimentamos viendo televisión?

La mayoría hablan de guerras, catástrofes y violencia, o sencillamente de estupideces. También están polucionadas por grupos de poder a los que les interesa dirigir y controlar la atención de la población en orden a obtener lo que a ellos les conviene. Lo mismo sucede con la prensa. Claro que podemos apagar el aparato o utilizar gran parte de la prensa para encender la chimenea.

Toda esta comida tóxica se la intenta compensar con nuevos negocios de venta de múltiples capsulas de vitaminas, magnesio, zinc, omega 3, silicio, complementos antioxidantes… ¡Ufff! la lista puede ser interminable y muy cara si ya le incorporamos los últimos hongos chinos o japoneses que nos rejuvenecerán y revitalizarán.

Me permito dar unas sencillas y eficaces recomendaciones que es probable que ya conozcas:

  • Si para ti es posible come un 70% de frutas, vegetales y grano y un 30% de carne y pescado.
  • Evita comer productos contaminados químicamente. En ciudades como Madrid es posible conseguir esos alimentos y te los sirven a domicilio.
  • El 70% de nuestro cuerpo es agua. Bebe al día al menos dos litros de agua de manantial y no creas que muchos de los envases de plástico de agua tienen la pureza requerida.
  • Levántate de la mesa con algo de apetito. los datos estadísticos son claros al afirmar que las personas delgadas suelen vivir más años que las obesas.
  • La naturaleza ha diseñado nuestro cuerpo para moverse. Haz, al menos, entre una o dos horas diarias de natación, camina o haz aquel ejercicio que te guste y te puedas permitir hacer. El Yoga, el Tai chi y el Chi kung son excelentes.

Y tanto o más importante que lo anterior, pregúntate:

¿Desde qué estado emocional suelo comer? ¿lo hago deprisa porque tengo poco tiempo y he de volver enseguida a trabajar? Sabemos que el estrés es una de las causas principales que genera enfermedades. Si estás angustiado, ansioso o triste es mejor que no comas y esperes a estar en un estado emocional más saludable. Tampoco te excedas con la comida antes de irte a descansar.

Y la alimentación mas importante:

¿Alimentas tus días de alegría, de paz, de armonía y de integración contigo mismo? lo explicaré con un sencillo experimento que puedes poner en práctica:

«Ponte a cocinar con un amigo dos tortillas de patatas; ambas con el mismo tipo de aceite, las mismas patatas, iguales huevos y el mismo tipo y duración de fuego. Pero al hacerlo tú lo haces desde un estado de tristeza y tu amigo está feliz. Las dos tortillas sabrán muy diferentes». Si lo deseas compruébalo.

El estado del observador modifica lo observado. Esto lo afirma la Ciencia, que es la religión en la que más cree Occidente.

Solo utilizamos conscientemente un 8% de nuestro cerebro, el resto funciona pero «bajo cuerda», es decir inconscientemente, y es la mejor opción; me explico, ponernos en sintonía con nuestra intuición profunda y dejarnos llevar por la Vida, de la que formamos parte en un cien por cien.  Y la vida nunca se equivoca.

¿Nos atraen alimentos dulces y de color amarillo?¿o quizá necesitamos reflexionar sobre algo? es que nuestro bazo los necesita.

¿Nos atraen de color rojo y de sabor amargo? ¿o quizás necesitamos centrarnos en un proyecto importante para nosotros? es nuestro corazón que habla.

¿Es el sabor picante y los alimentos de color blanco lo que queremos? ¿quizás acompañado de una necesidad de reflexión sobre lo que nos conviene dejar partir y lo que necesitamos conservar? La Naturaleza nos lo dice a través de nuestros pulmones energéticos.

¿Son sabores salados y una coloración oscura?¿se manifiesta a su vez a nivel psíquico de una necesidad de afirmar su personalidad? En un lenguaje mas cercano a lo orgánico es la expresión de los riñones.

¿Es el verde y el agrio lo que nos atrae? ¿y en otro nivel nuevas fantasías que llenen de viento las velas del barco de nuestra vida? La energía del hígado nos está hablando de esta manera.

Si a esto unimos una inteligente discriminación de no alimentarnos de los intereses egoicos en la manipulación de los alimentos, nuestra alimentación nos conducirá a la salud.